lunes, 20 de febrero de 2012

Sintiendo.

El pesar de los dolores viejos,

Llevo yo a cuestas desde quién sabe cuando.

Los restos de la inocencia perdida,

Las cicatrices del tiempo.

La agonía en mi alma,

Las punzantes acusaciones de quien colaboró a mí existir.

La triste realidad en la que vivo, que me genera ganas de alejarme

La utopía de un mundo en donde yo alcanzo la felicidad.

La ventana que me llama a gritos,

El deseo de lanzarme, mientras la lluvia da golpes al suelo,

El delirante y a la vez hermoso hecho de volverme una con el agua,

Al caer metros y metros, en esta oscura noche de verano.

Las horas pasan y el dolor vagamente alivianado,

Aún da puñaladas a mis lados más sensibles.

Las lágrimas se secaron antes de ser lloradas,

La angustia fue tragada hacia mis adentros, mis secretos escondites.

Los vientos acarician suavemente mi rostro,

Entre ellos los espíritus de quienes alguna vez me amaron,

Pidiéndome que no vaya a cometer algo sin retorno,

Diciéndome que aún hay esperanza, que vendrán cosas buenas.

Mi lado esperanzado me ruega no saltar,

Ese lado que me mantiene viva.

Me pide susurrando entre mis gritos internos,

Me inculca ciertas ganas de luchar un poco más.



Morgana

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